“Yo sé que todo est o tiene un nombre: exist irse”
Vicente Aleixandre
Cuando el día sopla su adiós
flagelado por el constante percutir de las líneas,
recojo los oblicuos misterios
de una ceguedad que estalla,
-como una reliquia-,
arrastrando el peso de un tiempo
ya cansado.
Caen estrellas sobre los suenos,
el aire queda exhalando fragancias lejanas,
y la sombra, espejo de cenizas,
abraza la piel
enjaezada de lujuria.
Este Poema, que se publicó en mi último libro (Equipaje Elemental), representa en parte mi reflexión sobre la urgencia del sosiego, de la soledad interior, para que no nos aniquile el sistema de resonancias que ha creado el mismo Lenguaje.
1 comentario:
Sombra, espejo de cenizas.
Es curioso, había leído este poema con anterioridad y no había caído (eso es la poesía, caer) en la espléndida metáfora que nos propone el verso.
Un saludo.
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