miércoles, 19 de enero de 2011

LA CRISPACIÓN DE ELLOS

Los funcionarios públicos dedicados a la Educación y a la Sanidad, y fundamentalmente los Maestros y Médicos de Familia de esta Región, si viviéramos en Alemania, en Suecia, en Holanda, en Dinamarca o en Finlandia (por poner algunos ejemplos de países de nuestro entorno), no necesitaríamos reivindicar el prestigio de nuestra profesión y la función social que desarrollamos, y no sería necesario hacerlo porque en todos esos países, hace mucho tiempo que estos profesionales forman parte de las personas más valoradas, social y laboralmente. Aquí, en España, tenemos que ser nosotros mismos, y unos cuantos intelectuales y personas con sentido común, quienes saben y hacen pública nuestra importancia para la sociedad a la que servimos, y nos apoyan. A veces sólo es preciso un ejercicio sencillo de racionalidad: el pensar que en las manos de estos servidores públicos están ni más ni menos que la educación de nuestros hijos y la salud y el bienestar de la población; ¿Quién sino está a nuestro lado cuando nacemos o cuando la salud nos falta?, los médicos, matronas, enfermeros y celadores; ¿quién nos enseña los conocimientos básicos y nos forman?, los maestros y maestras, los profesores y profesoras. Todo esto debería servir para repensar su importancia. Quien no valora y desprestigia a los funcionarios públicos esconde algo más peligroso: el desprestigio del los propios Servicios Públicos. En España el 9.5% de los trabajadores somos funcionarios, mientras que en Europa la media está en torno al 16%.

Emilio Lledó dice que “enseñar no es sólo una forma de ganarse la vida sino que es, sobre todo, una forma de ganar la vida de los otros”, frase muy lúcida porque los que nos ganamos la vida enseñando sabemos que con nuestro trabajo despertamos a otros, nuestros alumnos, al mundo de las realidades, al de los conocimiento y al de los valores ciudadanos y humanos, y además lo hacemos en el lugar donde se debe hacer, en la Escuela, una institución que no tiene sustituto, y que es por lo tanto, imprescindible.

Pues bien, en mi caso, enseñante público desde hace mucho tiempo, confieso que me siento orgulloso de mi tarea docente y de la función social que desarrollo, y estando seguro de que me equivoco, también lo estoy de que mucho más se equivocan aquellos que tratan de desprestigiarnos haciéndonos diana de sus críticas. Y si me siento enfadado y cabreado hoy, no lo es porque tenga dudas sobre la importancia de mis tareas docentes o por estar en el punto de mira de algunos descerebrados, sino porque mi Gobierno Regional nos ha maltratado con una dureza inaudita, suprimiendo de un plumazo derechos laborales (más de 16 acuerdos derogados), nos reduce los sueldos, reduce los puestos de trabajo en las escuelas e institutos, suprime programas, reduce los presupuestos de los colegios, etc., toda una serie de injusticias sin precedentes que no tenemos más remedio que denunciar y ejercer nuestro derecho a la protesta, manifestándonos y haciendo otras acciones tendentes a que la sociedad a la que servimos lo sepa, y valore que al hacer lo que nos hacen, están desprestigiando los Servicios Públicos.

Y ahora que ha pasado la barbaridad de agredir a uno de los Consejeros del Gobierno Regional, cosa inaceptable en modo alguno, otros (y entre ellos ¡qué pena!, nuestros gobernantes) han aprovechado para hacer declaraciones que van en la línea de desprestigiar nuestra lucha tratando de echarnos encima el clima de CRISPACIÓN que existe en Murcia, sin querer darse cuenta de que si hay crispación sólo hay unos culpables: ELLOS, que en un día de finales de Diciembre, con nocturnidad y alevosía, aprobaron una Ley que nos da un trato que no merecíamos.

Por eso, el día 25 volveremos a la calle para manifestarnos, y decir bien alto: 
¡Que se trata de Educación y Sanidad, imbécil!

jueves, 6 de enero de 2011

¿QUIÉN PAGA LA CRISIS? o LA DEFENSA DE LO PÚBLICO

El martes pasado estuve en Murcia manifestándome en contra de las medidas que nuestro Gobierno Regional ha tomado contra los empleados públicos, en concreto contra los Maestros, Profesores y Personal Sanitario. Y lo hice tanto como un gesto de rabia ante lo injusto de esas medidas, como de ciudadanía, ejerciendo un derecho para responder contra quien no se ha enterado de nada o quizás sí, y une a su incompetencia una mala follá (como dicen en esta tierra), propia de otros tiempos.
Cuando un gobernante democrático, que está en ese puesto como representante del pueblo que le votó, mete la tijera en dos de los pilares básicos de las sociedades libres y avanzadas –ganados con años de esfuerzos y luchas democráticas- como lo son la Enseñanza y la Sanidad, es que, o ha perdido los papeles o es que ya pasan de ese pueblo que le prestó su representación. En ambos casos, nosotros, además de protestar y hacerles ver sus errores, no deberíamos votarlos otra vez. Pero me temo que los murcianos tragamos más de lo que deberíamos y, o bien por esa comodidad incívica que no tiene nombre, o bien porque dentro de unos meses habremos olvidado lo que nos están haciendo, vendrán a nuestros pueblos y ciudades para pedir nuestro voto, sin vergüenza y sin rubor alguno, y les volveremos a votar. Si al menos fueran dignos, vendrían otros, no los mismos que están haciendo estas cosas, y estos se marcharían de la cosa pública con viento fresco.
Y quien me conoce algo sabe que mi protesta, mi reflexión intelectual y ciudadana y mi desacuerdo no lo es sólo por los consabidos 75€ al mes que me rebajarán, ni por pasar de 35 a 37,5 horas de trabajo, ni por eliminarnos el Plan de Acción Social, ni por suspender la oferta de Empleo Público, ni por reducir Contratos y las Plantillas con la consabida pérdida de puestos de trabajo, etc., sino porque al tomar todas esas medidas, van inexorablemente a producir algo que a todos nos incumbe, sean empelados públicos o no: LA BAJADA DE LA CALIDAD DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS DE EDUCACIÓN Y SANIDAD que actualmente se prestan a los ciudadanos. Por lo tanto, seas o no trabajador público, a ti también te están haciendo la puñeta (con perdón).
Y yo me pregunto ¿Es necesario tomar estas medidas? …Ya nos había bajado el sueldo el Gobierno de España hace unos meses y nos ha congelado para este año,…¿No hay otras maneras de reducir el presupuesto/déficit regional que no sean estas tan graves para todos? ¿No hay partidas que podrían rebajar para conseguir estos millones de euros que por cierto los han despilfarrado estos mismos políticos? ¿Y si se suprimieran o agruparan algunas Direcciones Generales? ¿Y si vendieran algunos cochazos de los que usan? ¿Y si gastaran menos en representaciones y viajes? ¿Y si no hubieran pagado una milloná a una escudería de Formula 1, que vaya el favor que nos han hecho? ¿Y si redujeran el número de asesores? ¿Y si se dieran de baja ese ejército de teléfonos móviles que usan los cargos intermedios?, y por supuesto ¿y si se bajaran todos los altos e intermedios cargos del Gobierno su Sueldo, un poco?.
Tocar la Educación y Sanidad a través de abofetear a sus empleados es, además de una injusticia social digna del más mentecato (NO SOMOS LOS DOCENTES NI EL PERSONAL SANITARIO –NI LOS TRABAJADORES EN GENERAL- LOS CAUSANTES DE ESTA GRAVE CRISIS), una lanzada sangrante a unos trabajadores que mantienen unos servicios públicos con dignidad (¿O LO HACEN PARA PRIVATIZARLOS?), y también una grave ceguera intelectual sobre lo que son y representan en nuestra sociedad los Maestros, Médicos, Enfermeros, Celadores,…, trabajadores todos de los servicios públicos de Educación y Sanidad.

(De esto último hablaré en la siguiente entrada)