sábado, 8 de agosto de 2015

VIAJAR Y VIVIR






Llegamos hace unos días de un largo y hermoso viaje que tuvo en Francia su mayor recorrido. 
Las razones sobre porqué se viaja suelen ser muy personales. Pero todos coincidimos en su valor y en su cualidad de extraordinario en comparación, claro, con lo ordinario que es el día a día. Y ya desde ese punto de vista, el viaje nos protege de uno de los narcóticos más nocivos de la vida: la rutina. No podemos olvidar que Viajar puede ser considerado como algo natural: la humanidad viaja desde la noche de los tiempos, en busca de caza, de pasto, de climas más agradables, etc. Además, y creo firmemente en ello, son raros los hombres que consiguen comprender el mundo sin salir de sus ciudades. Nosotros, los cuatro que hemos disfrutado de este viaje, hemos vuelto a sentir que el mundo es un lugar común y maravilloso, y que quien mira excesivamente su ombligo, deja de ver el cielo sobre nuestras cabezas, un mismo cielo, por cierto.

Bayona – Tours – Nantes – Carnac - St Brieuc - Perro Guirec – Tregastel-Paimpol - St. Malo - Monte St, Michel - Dol de Bretaña - Pointe du Hoc- St. Laurent – Arromanches – Caen – Rouen - París, esto en tierras francesas, y Sierra de Gredos y Hoyos del Espino (para el concierto de Fito y Marck Knopfler), en nuestro país, son los lugares del viaje. Como se puede comprender, la envergadura del viaje ha sido grande.

Dice Cesare Pavese, “No se recuerdan los días, se recuerdan los momentos” , y os aseguro que es así, pero eso permanece en el interior de uno mismo y es algo demasiado subjetivo como para compartirlo. Y en un viaje así hay muchos, muchos momentos que uno no olvidará ya. Y si además, cumples 60 años y en unos días paso a la condición de jubilado, es un conjunto de circunstancias que hacen más grande si cabe este viaje.

Dos frases, una de nuestro gran Cervantes para recordarnos lo edificante pero también peligroso que es viajar, y otra del americano Lincoln sobre lo importante -que no urgente-, me vienen bien para cerrar esta entrada: 
"No hay ningún viaje malo, excepto el que conduce a la horca". Miguel De Cervantes. 
Al final, lo que importa, no son los años de vida, sino la vida de los años”. Abraham Lincoln