viernes, 27 de junio de 2008

DESHORA

-Ilustración de ANA ALMELA-

“Yo sé que todo est o tiene un nombre: exist irse”
Vicente Aleixandre


Cuando el día sopla su adiós
flagelado por el constante percutir de las líneas,
recojo los oblicuos misterios
de una ceguedad que estalla,
-como una reliquia-,
arrastrando el peso de un tiempo
ya cansado.


Caen estrellas sobre los suenos,
el aire queda exhalando fragancias lejanas,
y la sombra, espejo de cenizas,
abraza la piel
enjaezada de lujuria.


Este Poema, que se publicó en mi último libro (Equipaje Elemental), representa en parte mi reflexión sobre la urgencia del sosiego, de la soledad interior, para que no nos aniquile el sistema de resonancias que ha creado el mismo Lenguaje.

martes, 24 de junio de 2008

LA COMPLEJA HABITACIÓN DE LA POESÍA

-Ilustración ANA ALMELA-

'El poeta es un traductor de sí mismo, y cuando logra traducirse quizás logra traducir a los demás en muchos sentidos emocionales, sensoriales...'. Juan Manuel Roca (Colombia,1946)

El otro día oía a un poeta argumentar sobre lo poco que los adultos leen poesía. Y sí, es verdad; no nos engañemos pero tanto oír hablar de la grandeza de la Poesía, de su alto valor humano y casi profético, y sin embargo los libros de poesía son los que menos venden, los hermanos pobres de la Literatura si se me permite decirlo así, en términos crematísticos, y por lo tanto los de ediciones de menor número de volúmenes aunque sean libros de grandes poetas vivos actuales como pueden ser García Montero, Vicente Gallego o Jaime Siles. Y si éstos grandes poetas no hacen tiradas ni parecidas a los grandes novelistas, díganme a mí para qué tanto boato y palabras grandilocuentes cuando hablamos de este género literario, o por qué se le da tanto valor y valía a esta forma de Literatura…
Y sin embargo, algo tiene cuando el río suena.
La Poesía, dice G. Montero, abre un diálogo sobre la vida. Nos ayuda a conocernos a nosotros mismos y nos hace seres humanos en profundidad. Yo pienso que tiene a la vez el valor de lo profundamente literario y humano, y siempre nos convoca a algo fuera de los cánones de lo simple.

Por eso, su mundo no está ni en la tierra ni en el cielo, sino que se ubica, más bien, en un imaginario espacio donde discurre la Vida y el Vivir; sus palabras no se dirigen a divinidad alguna, son preguntas cuyas respuestas hacen surgir otras para expresar o tratar comunicar lo que nos une y lo que nos separa, es decir, lo simplemente Humano. Por ello si el lector quiere acompañar al poeta, debe abandonar el afán de encontrar certezas y proseguir el difícil camino de los enigmas de la vida y de las emociones que todo enigma conlleva.

Quizás por eso, amigo Ginés, porque la Poesía tiene un código diferente, los adultos abandonan pronto su lectura, porque no la entienden, porque no captan las emociones que expresan sus versos,….no logran traducir al poeta.

lunes, 16 de junio de 2008

EN ESTE TAXI ME SUBO YO TAMBIÉN

-Ilustración de ANA ALMELA-

Dice el tercer párrafo de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América que tenemos derecho a la Felicidad. Bonita declaración para los tiempos que han sido, y son, desde esa fecha de 1776 hasta hoy: guerras civiles, mundiales, esclavitud, explotación, dictaduras sangrientas, miseria, hambre,…Hay que reconocerle a los legisladores americanos de entonces el arrojo y descaro que les llevó a poner, negro sobre blanco, este derecho o mejor dicho, este deseo.

El Paraíso, el Dorado, el Cielo, el Jardín del Edén, la Utopía, Vaikunt, los Campos de Osiris,… son nombres que evocan un mundo de pureza, prosperidad, en definitiva, una puerta a la Felicidad. Todos son en realidad bellas palabras con significaciones nobles y hermosas, pero todas ellas son inventos de los humanos. Son palabras, es Literatura.

La Literatura ha jugado un gran papel en esto de explicar, justificar o solicitar Felicidad. Y es que el hombre, como potencial creador literario sabe, como en el fondo lo sabemos todos, que la Felicidad, la verdadera, no esa que evocan las Religiones o premian los fanáticos, está en el interior del cada ser humano, y sale al exterior en forma de palabras, porque sólo el verbo nos humaniza.
Más allá del descrédito intelectual (o no) en el que se encuentra actualmente la búsqueda de ese mito o realidad, la obligación de los seres humanos, al tiempo que la belleza artística, es perseguir la Felicidad. Por eso, la Literatura, que nos ahonda en el conocimiento de lo que nos es propio, la propia naturaleza humana, es, además, el sentido mismo de la vida, porque lo que narra, expresa o transmite, es su principal objetivo.

"Cuéntame, cómo te ha ido, si has conocido la felicidad" preguntaba el estribillo de una popular canción de los primeros años 70,… palabras, mito literario, ilusiones al fin.

Todo lo que nos pasa no es más que un precio que pagamos buscando la Felicidad. (A. Grandes)

martes, 10 de junio de 2008

LAS COSAS SENCILLAS


-Ilustración de ANA ALMELA-
Hace unos años, un amigo me escribió una carta para expresar un pensamiento mil veces repetido: que la felicidad está en las cosas sencillas. En ella, me decía:

“Si por un instante las historias escritas se disolvieran en el humo vano de las hogueras con la inmensa incertidumbre que acecha nuestra rápida e impredecible civilización, y se perdieran sin remedio en algo más que la soledad y el desconcierto.
Si Dios permitiera que sólo las hierbas ralas de las estepas frías, oscuras y áridas, permanecieran en nuestro maltratado planeta, y millones de niños abrazaran en un inútil sueño el pulgar intangible de sus padres, y los poemas de Walt Witman acariciaran esas hierbas, y las canciones de Serrat mecieran los sueños de esos infantes muertos.
Si el espíritu fuese algo más que el alma pueril de los cristianos, siempre en peligro de perderse entre los placeres más inocentes….
Si todo esto ocurriera, no sé si sería demasiado tarde para, cuando apenas nos quede un trozo de vida, podamos hacer alguna cosa poco extraordinaria, cosas sencillas como: Amar a los que nos rodean hasta el límite de intentar convencerlos de que son lo más importante para nosotros; dejarnos envejecer en esos someros instantes como si de lustros se tratase, enamorándonos de todo lo que hasta entonces incluso nos causaba malestar; impedir que el olvido avasalle los recuerdos más pequeños, quizás por sencillos o carentes de la enjundia de los trascendente; permitir que las flores nos posean con su aroma como lágrimas que resbalan sin pudor por nuestras mejillas; dejar que el sol caliente nuestros cuerpos desnudos e iluminen nuestra alma abierta de par en par al descubrimiento permanente de la temeridad de un niño al que se le ha dotado de un par de alas que todavía no sabe manejar, y que nunca sabrá hacerlo si no se le permite la posibilidad de estrellarse.”

No sé, amigo… Han pasado ya años y hoy sólo estoy convencido de que las palabras de Gabriel, como la música de Mozart o los poemas de Neruda, forman mi paisaje personal, y que son para mí esas pequeñas cosas que alientan el soplo que infunda valor a mis ideas.

jueves, 5 de junio de 2008

LLOVÍA, LLUEVE,....¿LLOVERÁ?


La lluvia…,no es un mal tema dadas las recientes experiencias que hemos tenido incluso en esta seca Región de Murcia, desde donde escribo. A lo mejor parece algo insustancial para un blog, pero ya dije hace tiempo que los blog son para hablar, y yo quiero hablar desde el mío, pensando.

Siempre se ha dicho que ver caer el agua en una tarde lluviosa es, cuanto menos, un acto de sentimientos encontrados, entre la melancolía y la introspección o ensimismamiento. ¿Quién no ha sido capturado por ese efecto cuando se ha puesto a ver caer la lluvia? ¿Quién no ha sentido una paz y emoción extrañas en una de esas tardes lluviosas? ¿Quién, en esos días de lluvia fina no ha terminado de subir su persiana cuando el sucio blanco de la humedad se ha esparcido cual humo por su cuarto?.
Más allá de los sentimientos, uno recuerda tiempos ya pasados, de lluvia reiterada días tras día, como aquellos que vivimos de cuando aquí sí llovía, de cuando uno era un niño e iba feliz metido en sus botas de agua y su impermeable; cuando las dos terceras partes del paisaje estaban sumergidas en una bruma cavernosa durante días... En la distancia, dominaban oscuras las nubes, y al rato, las gotas repicaban duro sobre los adoquines o las aceras. Los canalones parecían entonces llevar piedras y la película húmeda de la lluvia, que desviaba el viento, iba azotando las ventanas, de cuyos cristales se desprendían regueros acuosos formando hilos de ríos verticales que caían lentamente hacia el borde de la ventana.
Ahora, de las nubes que cruzan un cielo de “hojalata” como digo en uno de mis poemas, caen gotas sin avisar; desprendidas, desarraigadas, con un ansia de difícil comprensión, resbalan por la ventana, tocan las baldosas que pisaremos y se precipitan junto a tantas otras hacia un mar homérico que las volverá a lanzar al cielo, no sin antes haber provocado todo un simulacro de vida, de muerte, y por qué no, de resurrección.

La lluvia….Unas veces me lleva a una infancia casi olvidada, otras a una adolescencia imberbe, otras a una juventud de compromiso,…y ahora al blog ¿quién me lo iba a decir hace sólo una década?

lunes, 2 de junio de 2008

OFICIO DE ESCRIBIR II

-Ilustración de ANA ALMELA-
Leí el otro día que "Escritor… es nada más un oficio", y os pregunto si es así, y si lo es…¿no supone una simplificación?, o ¿es un oficio la creación artística?...
Reflexiono en voz alta: el acto de escribir es en sí mismo un proceso que no puede concretarse en una sola forma de expresión literaria, lo mismo ocurre con un albañil que no sólo hace tabiques o pone suelos o con un policía que no sólo se dedica a poner multas (aunque a veces lo parezca). El acto de escribir puede por lo tanto parecerse a estos otros oficios. El oficio de escritor busca la expresión desde el punto de vista del que trata de coger palabras y crear con ellas algo, de dentro a afuera.
Tener un oficio, sin meternos en conceptos más profundos, puede significar tener una capacidad para “construir” algo con una determinada y peculiar materia prima. El escritor coge y manipula palabras e ideas en su pequeño laboratorio compuesto por un lápiz y un trozo de papel, una máquina de escribir o un ordenador, y ahí recrea, crea, experimenta, induce, sueña, acomete, es acometido, manosea el lenguaje y, hasta lo hace suyo…. ¿es un oficio por lo tanto?...¿no será más bien un artilugio mágico?...
Si lo pensáis desde esta perspectiva más bien es como un místico o un científico loco en un mundo donde ya todo está dicho.

Como escribió Goytisolo hace tiempo, el oficio de escritor, como el de poeta, sería así:

Contemplar las palabras
sobre el papel escritas,
medirlas, sopesar
su cuerpo en el conjunto
del poema, y después,
igual que un artesano,
separarse a mirar
cómo la luz emerge
de la sutil textura.

Así es el viejo oficio
del poeta, que comienza
en la idea, en el soplo
sobre el polvo infinito
de la memoria, sobre
la experiencia vivida,
la historia, los deseos,
las pasiones del hombre


¿Oficio o qué?