Querid@ amig@:
Hoy he vuelto a recordar. El recuerdo es una de las sensaciones más placenteras que tenemos los humanos y que además nos diferencia más del resto de los seres vivos, además de ser una ventana abierta a la emoción.
No es que el recuerdo de Ayer me haga renunciar al Hoy, en absoluto, pero vivir el presente también es un recorrido de ida y vuelta que se alimenta de verdades y de sueños.
Pues hace ahora un año que tuve la suerte de visitar algunas regiones de la próspera Alemania, sí , esa que hoy por hoy nos jode -con perdón- un poco más cada día con su visión económica de Europa y permite que los mercados (osea, los especuladores) sigan avasallando a nuestro País. Pues, bien, hace un año visitamos muchos de sus territorios y nos trajimos un montón de buenos recuerdos que hoy, rememoro.
Y para ello un poema que escribí donde estaba justo un día como hoy hace un año, en Munich, arropado por la mucha gente en la Marienplatz y en la cervecería Hofbrauhaus.
El barroco sonido metálico
en el espacio asambleario de la plaza.
El rubor ajeno de las palabras
en la espuma exuberante de la cerveza.
La obviedad de la evidencia
en el ahogado clamor de los amigos.
Allí estába todo el mundo,
encerrado en el ruido templado de una ciudad lejana
con el sabor tierno de un codillo, en español.
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