miércoles, 13 de julio de 2011

(Lugar desde donde escribo)

Querido Amig@:


En esta segunda carta veraniega me gustaría trasmitirte algo que me suele pasar muy a menudo y que para este tiempo de verano puede ser hasta refrescante: la influencia del mar en el ánimo.

Pensaba Voltaire que una palabra mal colocada estropea el más bello pensamiento, y no quisiera yo que este breve texto fuese no entendido por no poner las palabras adecuadas. Y aunque uno es ya un viejo avezado en esto de las palabras, no siempre está uno afortunado. Por eso muchas veces prefiero usar mi herramienta preferida, la Poesía, porque en ella sí me suelo mover con sentido y precisión en las palabras, que uso, recreo, encojo o alargo a mi intención o simplemente, las abarco.

Hay un poema de Neruda que dice: NECESITO del mar porque me enseña, y algo parecido me ocurre a mí, desde niño. Recuerdo cuando pasaba algunos días del verano de mi niñez en una casita que tenía mi tío Pedro cerca del mar o cuando iba algunas semanas a campamentos de verano en la playa, y este recuerdo siempre me llena de un sentimiento pleno de satisfacción y a la vez de una energía melancólica. Energía porque siento que aquellos recuerdos me insuflan un halo de luz interior edificante, y melancólica porque es un recuerdo que pertenece a un tiempo vivido, y todo lo vivido es siempre para mí un testimonio de que he sentido estar vivo y de que en esto uno siempre camina hacia adelante, si bien, hay que reconocerlo, hay pasos que dimos en nuestro devenir de los que ciertamente uno no está orgulloso, ¡para nada!, pero también en eso consiste esto que llamamos vida.

Pues eso, amig@, que el mar, o mejor, la presencia del mar tiene en mí una influencia positiva que suscita imágenes, sonidos, aires y hasta alguna que otra reflexión en forma poética, como esta que escribí para mi libro Equipaje Elemental (Ed. Regional, 2007):

Entre esta luz que espumea azules
y la membrana cálida del aire;
lejos de la voluntad de uno
y de los dioses de otros,
cambio bienestar por un horizonte desnudo,
ser muchos por la unicidad,
la historia, por un largo bolero.


Con el espeso labio salado
quedo cristal, nieve, luz cegadora,
fantasía adherida al aire,
vientre estéril de roca madre.
Y como un hombrepez liberado
llego a tu orilla,
me acarician tus olas,
me sumerjo,
y nado despavorido al encuentro sutil,
al germen de la vida, ángel azul.

4 comentarios:

Perlita dijo...

Aunque estoy de vacaciones, también junto al mar, no puedo ni quiero evitar el saludarte y felicitarte por la prosa y por la poesía. Podía ser una historia mía...Esos tios benefactores que te llevaban hasta su pequeña casa marinera donde te envolvía la brisa salobre, y la arena dorada era tu calzado natural enterrando tus pies desde la mañana a la noche.
Precioso también el poema y hasta me ha conmovido su lectura por hacerme rememorar aquellos dias alegres de la infancia y la adolescencia por tierras de playa y aventura.
Un abrazo, Angel y que sigas con esa maravillosa inspiración.
Carmen Sabater

. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
angel almela dijo...

Querida Carmen, el volver a recordar con algún tipo de emoción lo vivido hace tiempo, como tí te pasa también, creo que es un elemento de humanidad que nos debe enorgullecer.
Me alegro de que te guste ese recuerdo que rememoro en mi poema.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Me ha gustado su entrada y estoy completamente de acuerdo con lo que dice Perlita. Yo también recuerdo aquellos días.
Pero quisiera haecr un breve comentario a su anterior entrada, y para ello un simil: en un equipo de futbol (organización), todos los miembros de la plantilla (Equipo humano)son futbolistas; pero el Entrenador (director) no pone a un defensa de delantero, o a un portero de mediocampista.
Las organziaciones que hacen estas cosas, no son ni eficaces ni eficientes.