lunes, 12 de septiembre de 2011

PARÍS




Dicen que hay ciudades que tienen un alma que trasciende, que se huele en su aire y que esto asemeja a sus paseantes, a sus ciudadanos, con los paseantes y ciudadanos que existieron y pasearon por su calles antes que nosotros; ciudades que nos hablan con voces que sentimos pero que no siempre entendemos. Ciudades que además, no tienen edad porque la esencia misma de sus calles es el tiempo y su larga historia, nostalgias de emociones y vidas pasadas y pasando cada minuto.

Acompañado por quien amo, hace unas horas, he estado en una de ellas, y he venido cargado de voces que espero me hagan escribir, más allá de sus palabras, versos.


10 comentarios:

Francisco Javier Illán Vivas dijo...

Siempre nos quedará París

Domingo Méndez dijo...

Yo también estuve este verano, ya estuve antes y no descarto volver. No me cansa París

angel almela dijo...

Es verdad, Paco,siempre nos quedará París, esa ciudad libre y multicultural donde el tiempo no tiene edad aunque sí espacio, como bien relató muy bien W. Allen en su película Midnigth in Paris.
Domingo, yo estuve hace muchos, muchos, años también. El reencuentro ha sido fantástico.

Rosa Campos Gómez dijo...

París se aproxima más con esta entrada.

Anónimo dijo...

Parafraseando a Otero, Cuánto París en la memoria.

Anónimo dijo...

El verso que parafrasea el otro anónimo se encuentra en el poema LEJOS, que transcribo a continuación:

LEJOS
Cuánto Bilbao en la memoria. Días
colegiales. Atardeceres grises,
lluviosos. Reprimidas alegrías,
furtivo cine, cacahuet, anises.
Alta terraza, procesión de jueves
santo, de viernes santo, santo, santo.
Por Pagasarri las últimas nieves
y por Archanda helechos hechos llanto.
Vieja Bilbao, antigua plaza Nueva,
Barrencalle Barrena, soportales
junto al Nervión: mi villa despiadada
y beata. (La virgen de la Cueva,
que llueva, llueva, llueva.) Barrizales
del alma niña y tierna y destrozada.

Anónimo dijo...

Hermosos versos de Blas de Otero.

Por cierto, acabo de leer el doble libro póstumo Hojas de Madrid con La galerna, de Blas de Otero, en la esmerada edición de su viuda, la profesora Sabina de la Crruz (Galaxia Gutemberg, 2010), y es una maravilla: un rayo de luz que atraviesa, en el recuerdo, la atsmósfera turbia franquismo.

Anónimo dijo...

Para intentar reconciliar la deriva "oteriana", que le han dado los anónimos a esta entrada del blog, con la propuesta inicial del autor del mismo, que no era otra que hablar de la ciudad de París y la profunda emoción que le ha producido un reciente viaje a esa ciudad, decir, por si es de interés para alguien, que en París donde se autoexilió Blas de Otero en los años cincuenta y escribió Pido la paz y la palabra:


Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
«silencio»,
«sombra», «vacío»,
etc.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra.

Pido la paz y la palabra, 1955.

fashion dijo...

very nice blog dear...kindly inform me your updates..thanks

angel almela dijo...

Con esta deriva final de "los anónimos", quizás se ha desvirtuado esta Entrada inicial que hice a la llegada de París, pero no obstante han sido muy intersantes esas apelaciones Borgianas y Oteranas que al final han llenado los comentarios de referencias literarias. Y para terminar se escribe el poema de Blas de Otero "Pido la palabra" que fue, precisamente, como llamé a una Entrada mía del inicio del verano y que recogía esa petición; verano que dentro de un par de días, termina.....¡somos el tiempo!(como no).
Gracias por vuestros comentarios.