sábado, 2 de mayo de 2015

ALGO TAN HERMOSO COMO LA AMISTAD


(Obra de Ana Almela, 2005)
Tras un largo tiempo sin atender este espacio para escuchar y pensar nuestra voz, he decidido hacer esta entrada. Espero que sea sugerente, y....

Esto era un hombre que le escribe una carta a su amigo, viejo y querido amigo, que se ha despedido de su trabajo juntos, y que sin embargo, le desea lo mejor en su nueva etapa vital. 

Al despedirse, el primero le dice en una breve nota: 

Amigo, comienza una nueva etapa para ti en la que me gustaría verte haciendo lo que mejor sabes hacer: pensar, libre de las dificultades que suponen las ataduras orgánicas, y contribuir con tu crítica lúcida a la construcción del cambio que queremos ver. Adiós o mejor, hasta luego, Amigo.

El otro, le escribe un texto al día siguiente en estos términos:
Amigo, tres convicciones nos acompañarán siempre, porque siguen intactas, porque nos nacieron de muy adentro. Siguen firmes porque las cuidamos durante mucho tiempo, atendiendo a todos sus rincones, a sus promesas y también a sus riesgos. Son parte de nosotros porque, además de pensarlas, las sentimos, durante muchas noches, al salir de dar clase en la Universidad, conversando con amigos, compartiendo tranquilidad en medio de pinares. Esas tres convicciones nos siguen orientando: la necesidad de decirle a algunos que podrán vencer, pero que no nos convencen; la necesidad de construir un relato que terminara con la resignación a la que a veces se nos se invitaba; y la convicción de que para cambiar las cosas tenemos que recuperar, junto a la inteligencia, la emoción, que tenemos que hablar con la misma voz con la que hablábamos todos los días, que tenemos  que reinventar nuestras tradiciones para que todo el esfuerzo de nuestros mayores no se eche a perder. Tenemos a nuestro favor muchas cosas, y yo contaba, y cuento, con la grandeza de un tipo como tú, auténtico. Así que cuando hace un tiempo, me llamaste al trabajo y me dijiste: “¿nos lanzamos?”- te contesté: “contigo,me lanzo”.

Hoy he dejado los cargos y recupero una voz que sólo me representa a mí mismo. Que no compromete sino a quien esté de acuerdo con mis errores y con mis aciertos, y que le quita a los que viven del infundio la posibilidad de achacar a nadie que no sea yo mismo mis opiniones. No temas, voy a volver a recuperar mis cenas contigo para hablar de nuestras cosas, lejos de las intrigas. Tú volverás a reventarme algún capítulo de Juego de tronos que aún no habré visto y yo te voy a decir que cómo es posible que aún no haya visto la versión inglesa de House of Cards. Compartiremos el último libro. Vamos a reírnos, como hemos hecho siempre, no te preocupes. Incluso hoy mismo que los dos estámos rondando la tristeza por culpa de un mundo al que le falta empatía. Vamos a volver a ser los confidentes de ese otro mundo posible por el que vamos a seguir peleando. Los mercenarios querrán contar de una manera fea lo que no pueden entender. Hace mucho tiempo que renunciaron a vivir. Tú eres, además de una parte hermosísima de mi biografía, alguien con el que voy a seguir luchando.

Nunca he sentido tanta seguridad como cuando tú estás cerca, cuidando siempre a todos. Quien no entienda esto no entenderá por qué tú tienes el mandato de gobernar. Hoy mismo seguimos en esta pelea. Tú, amigo, como jefe. Yo, en una nueva tarea, pero no menos comprometido. Y que ladren los que han perdido la capacidad de entender lo que significa la amistad, porque seguimos creyendo, que sin amor no se puede hacer nada.

Es un orgullo ser tu amigo. Gracias por todo lo que estás haciendo. Y por no dejarte vencer.


Todo un hermoso texto sobre la amistad que nos enorgullece como humanos capaces de sentir este sentimiento.
¿Os suena?...

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