"Todo comenzó una mañana en mayo de 1965. A Paul McCartney se le había pegado una melodía en la cabeza durante un sueño y no conseguía quitársela. Lo que parecía un juego de su mente llegó a convertirse en una de las melodías más reconocibles de la historia del pop en manos de The Beatles. Según sus propias palabras, era como una vieja melodía de jazz, como las que solía cantar su padre y que le hacía volver a su pasado.
La canción, finalmente, se grabó el 14 de junio de 1965. Después de una toma con John Lennon en el órgano Hammond, el productor George Martin sugerió a McCartney usar un cuarteto de cuerda. McCartney se resistió en un principio y dijo: “No quiero ser un Mantovani –en referencia al compositor de música ligera italiano, que solía tocar en aquella época en auditorios de Londres-“. Pero sin esos arreglos la canción no hubiese sido la misma."
(FERNANDO NAVARRO, El País)
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