Dicen que hay ciudades que tienen un alma que trasciende, que se huele en su aire y que esto asemeja a sus paseantes, a sus ciudadanos, con los paseantes y ciudadanos que existieron y pasearon por su calles antes que nosotros; ciudades que nos hablan con voces que sentimos pero que no siempre entendemos. Ciudades que además, no tienen edad porque la esencia misma de sus calles es el tiempo y su larga historia, nostalgias de emociones y vidas pasadas y pasando cada minuto.
Acompañado por quien amo, hace unas horas, he estado en una de ellas, y he venido cargado de voces que espero me hagan escribir, más allá de sus palabras, versos.