Demasiadas muertes en poco tiempo para poder aliviar sus cargas. Hace un año y casi dos meses que lo hacía demasiado joven ISABEL MASCUÑÁN, a los 57 años, cuando nadie lo preveía, y eso fue muy duro para mí, imposible de encajar en mi conciencia. Muchos recuerdos de su amistad durante los más de 30 años que nos conocíamos. Muchos recuerdos de trabajo cultural en nuestro común lugar, La Sierpe y el Laúd.
Y cuando ya parece que el tiempo, como medida de todas las cosas, va serenando mi alma, llega esta otra muerte canalla con BARTOLO, cuando a penas hacía dos días que había hablado con él sin intuir este final. Sí es verdad que Bartolo padecía una enfermedad dura como es un cáncer desde hace un par de años, pero ahí lo tenía y ahí luchaba. Ha muerte con 73 años, aún no demasiados para una persona tan lúcida y con tanto aún por contar.
A diferencia de Isabel, Bartolo fue parte de mi paisaje juvenil porque era muy amigo de mi hermano Pedro Luis, y aunque mayores que yo, no dejaba ocasión de juntarme con ellos y sentirlo también como amigo. Años después, junto a otros amigos, fundamos el grupo de literatura La Sierpe y el Laúd.
A lo largo de miles de encuentros culturales con nuestro Grupo literario, de otros tantos de amistad y literatura, de cerveza y viajes sierperos, de conversaciones de todo tipo, Bartolo y yo hemos sentido el cariño y el respeto que seguro, echaré de menos. Por eso, me pesa mucho su muerte.
Demasiadas muertes en poco tiempo para poder aliviar sus cargas, demasiadas para que las palabras hoy no fluyan con desgarro. Te echaré de menos, amigo, mucho...y espero que nos guardes un sitio en ese lugar en que habites para que podamos seguir hablando de tantas cosas que a pesar de todo, se nos han quedado pendientes, Bartolo.