Queridos alumnos,
Os agradezco de corazón. que me hayáis invitado a vuestra despedida del Colegio.
No recuerdo haber celebrado ceremonia de graduación cuando era estudiante (eran otros tiempos), ni recuerdo fiestas oficiales de fin de curso excepto las que nosotros mismos nos montábamos cuando acababa un curso escolar, así que iré a estar con vosotros, entre vosotros, como vosotros, ya que fuisteis mis últimos alumnos y eso tiene un especial sentido de complicidad entre vosotros y yo.
He amado mi trabajo y lo sabéis, y la escuela ha sido para mí, además de un espacio de enseñanza y aprendizaje, un lugar de diálogo generacional. En ella nos dedicamos al saber, a la educación y a la formación de personas, y lo hacemos desde la certeza de que NO solo enseñamos lo que sabemos, sino también cómo somos y lo que aprendimos de nuestros mejores maestros.
Estoy convencido de que pronto descubriréis un mundo nuevo lejos de las paredes del Colegio y que al hacerlo no haréis más que crecer, haceros más hombres y mujeres, ir haciendo camino, un camino que os llevarán a vuestro futuro. Al dejar la escuela os estáis haciendo mayores y en esa tarea sé que pondréis vuestro empeño.
Yo viví en vuestro colegio mis primeras experiencias como Maestro. Luchábamos entonces, por "otra escuela", una nueva escuela, mientras nos enfrentábamos a los restos del franquismo todavía vigente. Y aquí encontré grandes compañeros y excelentes alumnos hoy padres de familia y personas de bien. Después la vida me hizo volver a nuestra escuela y jubilarme en ella, y así he tenido la oportunidad y la fortuna de ser vuestro Tutor durante tres años seguidos.
Desde el convencimiento de que sois especiales y únicos, he tratado de ayudaros a ser más dignos en una realidad difícil, a ser más felices en un entrono más libre, a ser responsables y críticos en un presente con muchas caras, y para ello he usado mis palabras, las de los grandes personajes de nuestra Historia y las de mis lecturas, de poetas y pensadores, científicos y narradores.
La huella que dejáis en mí, en mi memoria, es el testimonio de unos años importantes en vuestras vidas. Espero que os acompañe siempre de forma fecunda porque habéis sido el sentido de mis últimos años como maestro.
Os confieso que siempre que os veo percibo en vuestros rostros y en vuestras bocas un mensaje que agradezco mucho: ¡Gracias Maestro!.
Nos vemos.
ANGEL ALMELA VALCHS
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