Hubo unanimidad aquella
tarde de junio de 1980 al nombrarme Coordinador
del Grupo de Literatura La Sierpe y el Laúd por parte de aquellos miembros
fundadores de la asociación cultural. Después,…. 35 años han pasado sin que en
los momentos en los que planteé mi renuncia o sustitución hubiera acuerdo,
bueno, en realidad sólo hubo uno: que siguiera. No hubo manera, pero ahora, en
este año que termina en el que llevo la “escandalosa” marca de 35 años en este
cargo, he decidido, y esta vez de forma irrenunciable, dejar este honroso puesto
que he llevado junto a mis compañeros sierperos, con orgullo. Creo que es
bueno, deseable e incluso imprescindible que lo haga ahora que cumplo 60 años y
llevo desde los 25 en la coordinación de este, mi territorio amado, La Sierpe.
La literatura me condujo por
su bella senda desde aquel lejano año de 1977 en el que me incorporé al grupo
de jóvenes ciezanos que editaban aquella revista literaria ya mítica de El Caimán. Desde aquel año, jugándonos
mucho y luchando más por las libertades y por una cultura abierta, democrática
y solidaria, hasta este 2015 en el que nos encontramos, muchas aventuras
literarias, muchas horas de encuentros, más de 40 publicaciones, muchos amigos,
muchos escritores, muchos pueblos y ciudades visitadas representando a la
literatura ciezana, muchos versos, muchos territorios artísticos, mucha
felicidad y alguna tristeza… y con todo ello he crecido como persona y, sobre
todo, como escritor de versos y amante de la literatura.
Me vienen ahora a la memoria
multitud de momentos y de personas que conservo en mi corazón con un cuidado
especial, abrigados en la calidez de mis emociones y mis sentimientos más
veraces, junto mi historia personal y a la de la misma cultura que, con letras
quizás minúsculas, hemos ido construyendo desde La Sierpe y el Laúd para esta
ciudad que nos acoge, Cieza.
En primer lugar, mi mujer Ana y mis hijos. Ellos ocupan un lugar
protagonista en mi relación con La Sierpe porque sin ellos y quitándoles horas
a ellos, no hubiera caminado por este ámbito de amistad y literatura; porque
eso es lo que he entendido siempre que es La Sierpe y el Laúd, un espacio de
amistad que nos une en lo esencial aunque tengamos diferentes visiones que nos
enriquecen, junto a una pasión interminable por la literatura y la creación
artística, en espacial, la poética. Después, Aurelio Guirao y Manolo Dato, amigos sierperos que se han quedado
en el camino y que me han dejado con una pena honda y a los que echo mucho de
menos. De Aurelio aprendí mucho, la técnica poética, la relación de la poesía
con el arte, la necesidad de la ternura y también la vida como una tragedia humana.
De Manolo, la generosidad de la amistad entregada al ciento por ciento, la
alegría por la vida sencilla y el amor por la música y la poesía. Ellos
hubieran sido unos magníficos coordinadores de esta asociación, y sin ellos, no
hubiera sido especial coordinar La Sierpe y el Laúd.
Y detrás ellos, muchos
nombres asociados a la Sierpe y el Laúd a los que quiero. Personas que llevan a
esta Sierpe en su corazón y que me han ayudado a ser mejor persona: Paco Pino y
su diversidad y delicadeza artística, Jesús A. Salmerón y su enorme humanidad y
amor por la lectura, Pascual Lucas y su controversia con la poesía, Bartolo
Marcos y su pasión por la imagen y la palabra, Carmen Carrillo y su fuerza
creativa, Pascual Martínez y su inmenso pozo humanístico, Joaquín Gómez y su
paz interior, Pedro Luis y la hermosa hermandad más allá de la sangre, Isabel
Mascuñán y su sensibilidad, Pascuala Sánchez y su tenacidad, Antonio Piñera y
sus diseños artísticos… Y ya más reciente, los nuevos miembros de esta siempre
renovada Sierpe con los que, a pesar de que llevo menos años junto a ellos,
aprecio con orgullo su valía. Juan, María, Pascual, Aurora, Rosa, Daniel, que
son el verdadero presente de esta organización. Sólo espero que hayan captado, en
su esencia, lo que es y representa La Sierpe y el Laúd, su valor real de lo que
ha sido y aún puede ser. En sus manos está.
Dejo la Coordinación de este
grupo literario aunque espero seguir ayudando a su crecimiento y verdad si el
resto decide seguir. Un ámbito, un concepto este el de La Sierpe que es Verdad,
porque nace de uno de los únicos territorios que son verdaderamente habitables,
el de la cultura y el arte.
Diciembre 2015.
7 comentarios:
Querido Ángel:
Me he quedado anonadado, impactado por un meteorito de emociones al conocer tu renuncia como coordinador La Sierpe y el Laúd: ¿Una Sierpe sin Ángel? Para mí es algo inconcebible, amigo. ¿Tantos años han pasado ya de aquella tarde remota en la que, con las brasas de El Caimán, encendimos esa gran hoguera de la amistad y la literatura que es La Sierpe y el Laúd? La empresa que has llevado a cabo, Ángel, (sí, son muchos los que han participado activamente -entre los que modesta y orgullosamente me incluyo-, pero todos de alguna forma nos hemos sentido personificados en ti: sin tu entusiasmo -Nada importante se hizo nunca sin entusiasmo, nos dejó escrito Emerson-, tu energía, tu perspicacia, tu sensibilidad…, esta extraordinaria aventura cultural hubiera durado lo que duró El Caimán: en perspectiva, el tiempo en el que se pela una patata) es homérica (tu perseverancia y talento nos deja perplejos al resto de mortales), y creo que el merecidísimo prestigio que goza hoy en día La Sierpe y el Laúd se irá acrecentando con el paso del tiempo.
También creo que tienes más que merecido un descanso, Ángel, pero sé que -conociéndote como creo conocerte, después de este océano de tiempo –que no tiene corazón, pero sí memoria-) ya te habrás planteado otros retos, otras empresas culturales y/o vitales que llevar a cabo con tu proverbial generosidad. Te deseo lo mejor para todas y cada una de ellas, amigo.
Un fuerte abrazo: nos seguimos viendo (y leyendo) por el camino de la vida.
Siendo tuya, será una decisión acertada, por mas que la lamentemos los que nos hemos beneficiado de tu buen hacer de tantos años. Te deseo la suerte que mereces. Un abrazo.
Uno nunca se va de estos sitios, simplemente se camina con otro paso.
Querido Ángel:
un gran abrazo, te deseo lo mejor en lo personal y literario; has hecho una grandísima labor, y auguro que el grupo con la incorporación de los más jóvenes, sigan haciendo del Grupo La Sierpe y el Laúd, un equipo de gran prestigio como siempre.
Mi saludo para ti, y el resto del grupo, por esta labor encomiable.
José Cantabella
Un gran abrazo fraternal, Ángel. El mejor regalo siempre es un trabajo bien hecho, y ése tú lo tienes, y el reconocimiento de tantos y tantos amigos que a partir de ahora nos vamos a sentir un poco huérfanos.
Supongo que dejas la coordinación, pero no la literatura. Bueno, se trata entonces de meros ajustes. La Sierpe, sus componentes, tienen un peso de calidad por sí mismos y mucho que dar todavía, como tú Ángel.
Con mi emoción y amistad, un abrazo grande para todos.
Gracias a todos, amigos. Tanto a los que habéis comentado aquí mi decisión respecto a la coordinación de La Sierpe, como los que lo habéis hecho por email,...a todos muchas gracias. Ha sido y es un honor tener vuestra amistad, la personal y la que mostráis a nuestro querido territorio amado de La Sierpe y el Laúd.
Enhorabuena por el largo y exitoso camino recorrido, que desde la perspectiva del hoy te parecerá que el tiempo, aunque contado en años te parezcan muchos, ha pasado en lo que dura un suspiro. Enhorabuena por ser dueño, si no de tu tiempo, sí al menos de tu agenda tras tu jubilación. Suerte para ti y para la Sierpe, sin olvidar al Laúd .
Un abrazo.
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