¡Feliz día del Libro a
tod@s!
Y en este día, tan señalado
para los que amamos la literatura, vaya un recuerdo y homenaje a quien ha sido uno de los más
grandes escritores de todos los tiempos y que nos dejó hace unos días, el
colombiano Gabriel García Márquez. Por eso, me he tomado la libertad de colocar
dos de los inicios más sublimes y celebrados de la literatura universal en el
mismo nivel, en el mismo rango o categoría.
Con este gesto hago un
reconocimiento a Gabo, para mí merecido, y Honro el Día del Libro..
"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero
acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en
astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más
vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados,
lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las
tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de
velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre
semana se honraba con su vellori de lo más fino."
(El ingenioso hidalgo Don
Quijote de la Mancha- Miguel de Cervantes)
"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el
coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su
padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte
casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas
que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como
huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de
nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo."
(Cien años de soledad –
Gabriel García Márquez)
4 comentarios:
Gracias, Ángel, por traer aquí estos espléndidos inicios de novela, que, junto a Todas las familias felices se parecen..." de Tolstói, "Al despertar Gregorio Samsa una mañana..." de Kafka,", son comienzos míticos de la literatura universal.
No obstante, quiero añadir uno que es quizá menos conocido, pero precisamente por eso, al no sufrir el desgaste inherente a la cotidianidad y la reiteración, ha mantenido su magia original:
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CALABUCH
Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Ítalo Calvino, Si una noche de invierno un viajero. Relájate. Concéntrate. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto. La puerta es mejor cerrarla; al otro lado siempre está la televisión encendida. Dilo enseguida, a los demás: "¡No, no quiero ver la televisión!". Alza la voz, si no te oyen: "¡Estoy leyendo! ¡No quiero que me molesten!
Me encantan vuestros comentarios, ¡la verdad es que hay tantos inicios espléndidos en la literatura universal!
Ánimo, Calabuch, con ese Calvino que descubrimos juntos hace ya muchos años con aquel Baròn rampante...
Mucho ha llovido desde entonces, Ángel, pero aquí seguimos, encaramados, como el leal y reblede barón, al recio, frondoso, árbol de la literatura.
Un abrazo, amigo.
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