Suscribo el texto que sigue, escrito por un ilustre periodista de nuestro país, palabra por palabra, y no como un mero ejercicio de afinidad ideológica (no sé cual es la suya), sino como un ejercicio de racionalidad y, sobre todo de sentido común:
"La asignatura "Educación para la Ciudadanía" no vulnera ningún derecho de los padres. Esa asignatura no lesiona la autoridad de los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que deseen. Lo ha dicho el Supremo. No cabe la objeción. La sentencia debería poner fin a la durísima disputa librada en nuestro país. Pero es probable que no. El Supremo resuelve en los cuatro casos recurridos. Pero queda la duda de si se extiende a cualesquiera otros o no. Además, España tiende a convertir en "casus belli" asuntos que nuestros vecinos europeos han resuelto con naturalidad. Sin ir más lejos, asignaturas como esta de "Ciudadanía" se imparten en toda Europa sin problema alguno. Y en esos países también hay padres, también reclaman el derecho a la educación de sus hijos, también hay obispos, y creen en la misma Iglesia y en los mismos dogmas. Pero no pasa nada. Es el relativismo moral geográfico. Los principios son universales, pero más en España que en Francia. O en Holanda. En fin. Sí estamos de acuerdo en que el adoctrinamiento es muy peligroso y debe evitarse. Pero ese peligro no reside en la asignatura sino en el profesor. Un fanático (religioso o civil, de derechas o de izquierdas) puede provocar enormes averías pedagógicas explicando geografía, historia, lengua, ciencias naturales o lo que sea. No necesita "ciudadanía" para hacerlo."
Iñaki Gabilondo.
Creo que el tema es complejo si lo miro desde el fanatismo o el derecho, pero simple si lo hago con los ojos del pensamiento y la tolerancia, de la libertad y el respeto democrático.