jueves, 3 de octubre de 2024

VOLVERÉ A LA FERIA DEL LIBRO DE MURCIA



Este año volveré a la Feria del Libro de Murcia con mi último poemario, LOS DÍAS EN LA TIERRA (Ed. MurciaLibro), y lo hago por deferencia con el editor, Fran Serrano, y por mi apuesta personal con la Poesía, para que esté presente, para reivindicarla, para que nos salve una vez más de una realidad llena de trampas y peligros para la convivencia. 
Será el VIERNES 11 DE OCTUBRE, de 19 a 21 h. en la caseta de la Editorial MURCIALIBRO.
Os pongo el vídeo del poema que da nombre al poemario, una evocación a la Vida, y a la vida en la Tierra, para animaros. Gracias.


viernes, 30 de agosto de 2024

MUERE MI AMIGO Y COMPAÑERO EN LA SIERPE Y EL LAÚD, BARTOLO MARCOS

 




Demasiadas muertes en poco tiempo para poder aliviar sus cargas. Hace un año y casi dos meses que lo hacía demasiado joven ISABEL MASCUÑÁN, a los 57 años, cuando nadie lo preveía, y eso fue muy duro para mí, imposible de encajar en mi conciencia. Muchos recuerdos de su amistad durante los más de 30 años que nos conocíamos. Muchos recuerdos de trabajo cultural en nuestro común lugar, La Sierpe y el Laúd.

Y cuando ya parece que el tiempo, como medida de todas las cosas, va serenando mi alma, llega esta otra muerte canalla con BARTOLO, cuando a penas hacía dos días que había hablado con él sin intuir este final. Sí es verdad que Bartolo padecía una enfermedad dura como es un cáncer desde hace un par de años, pero ahí lo tenía y ahí luchaba. Ha muerte con 73 años, aún no demasiados para una persona tan lúcida y con tanto aún por contar.

A diferencia de Isabel, Bartolo fue parte de mi paisaje juvenil porque era muy amigo de mi hermano Pedro Luis, y aunque mayores que yo, no dejaba ocasión de juntarme con ellos y sentirlo también como amigo. Años después, junto a otros amigos, fundamos el grupo de literatura La Sierpe y el Laúd.

A lo largo de miles de encuentros culturales con nuestro Grupo literario, de otros tantos de amistad y literatura, de cerveza y viajes sierperos, de conversaciones de todo tipo, Bartolo y yo hemos sentido el cariño y el respeto que seguro, echaré de menos. Por eso, me pesa mucho su muerte.

Demasiadas muertes en poco tiempo para poder aliviar sus cargas, demasiadas para que las palabras hoy no fluyan con desgarro. Te echaré de menos, amigo, mucho...y espero que nos guardes un sitio en ese lugar en que habites para que podamos seguir hablando de tantas cosas que a pesar de todo, se nos han quedado pendientes, Bartolo.

miércoles, 24 de julio de 2024

Nº 28 DE LA REVISTA "ÁGORA. PAPELES DE ARTE DRAMÁTICO"

 




Vuelve a ser un honor colaborar en la Revista AGORA-PAPELES DE ARTE DRAMÁTICO, como lo fue en anteriores ocasiones. Está vez en el N° 28, con dos poemas, uno inédito y otro de mi último libro publicado (Los días en la Tierra, MurciaLibro 2022).

Podéis leer la Revista, con artículos y poesía muy interesantes en este enlace.

https://www.calameo.com/read/0028272968770abd903e7

domingo, 11 de febrero de 2024

A VECES LA POESÌA...


Creo que como humanos, por la propia capacidad de raciocinio, estamos obligados a hallar explicaciones, argumentos, cosas que le den sentido a la vida. La POESÍA es para mí una maravillosa herramienta para comprender mejor el mundo y preguntarme para aprender.
Este poema consume una reflexión sobre ello, y el vídeo que os pongo es de la lectura que hice del mismo en el Festival Internacional de Poesía Voix Vives Toledo 2024. 

"A VECES LA POESÌA", un poema de mi libro Los días en la Tierra (Editorial MurciaLibro)


miércoles, 27 de diciembre de 2023

2023 UN AÑO CARGADO DE POESÍA, EMOCIONES Y AUSENCIAS

Hace un año que salía de imprenta mi libro "LOS DÍAS EN LA TIERRA" que editó MurciaLibro en su colección de poesía Ad Libitum. Así, el año que acaba me ha dado la oportunidad y la satisfacción de presentarlo hasta en 7 ciudades y en 2 Ferias del Libro (Madrid y Murcia). 
Un año este de 2023 prácticamente dominado por este poemario en el que los versos me buscaron a mí, y que sólo con la llegada del otoño. pude alejarme de ellos y escribir otra vez nuevos poemas, que son mi idioma y mi emoción.
He colaborado con mi grupo literario de La Sierpe y el Laúd en el Homenaje a Manuel Dato en el X aniversario de su muerte así como en la Presentación y Recital de la publicación "ESCRITORAS CIEZANAS 8M", algo que siempre me enorgullece. 
He sido reconocido con una placa con versos míos en el Paseo de Versos que este año se inauguró en la ciudad de Calasparra, lo que me llena de orgullo.
También han habido ausencias que duelen dentro, muy dentro, y que siembran la memoria de recuerdos y nostalgia, ausencias y huecos irreparables. Isabel Mascuñán, mi amiga y compañera durante tanto tiempo en La Sierpe y el Laúd o José Lucas, grandísimo pintor y amigo , son dos de los más sentidos, pero han habido más, Tino Mulas, Pepe Vincen, Juanjo Avellán o Pepe Marín...













jueves, 2 de noviembre de 2023

LA PÉRDIDA DE UN AMIGO Y ARTISTA. JOSÉ LUCAS



Se ha ido un amigo al que admiraba, respetaba y quería, el artista JOSÉ LUCAS.
Son muchos los recuerdos que me deja, muchas las vivencias vividas con él, y ese trato siempre amable conmigo y los míos. Me consuela saber que no ha muerto del todo porque sigue vivo en sus obras, en su arte y su legado. Me consuela saber que cada vez que mire una obra suya, le recordaré como lo que fue, un gran artista y un buen amigo. También como ciezano siento su perdida, pero me consuela saber que esta ciudad es más bella gracias al legado que ha dejado en sus calles y plazas.

Hace unos días tuve la oportunidad de hablar de José Lucas en la radio, en Onda Cieza, y de hacerle un pequeño tributo hacia un amigo, un excelente artista y mejor persona, y en él he podido leer un poema de un libro que mi añorado Manolo Dato le dedicó. Un poema de su libro inédito de 1982 que lleva por título "Máscaras: Presagios, gritos y agüeros. A José Lucas, pintor". Puedes oírlo en:




miércoles, 27 de septiembre de 2023

SAN PEDRO DEL PINATAR Y UNA RESEÑA DE, "LOS DÍAS EN LA TIERRA"

 



El pasado viernes tuve el placer de Presentar en San Pedro del Pinatar, mi libro "Los días en la Tierra" (Ed. MurciaLibro) junto al escritor y amigo, Paco Illán Vivas. Fue un verdadero placer volver a llevar mis poemas a otra ciudad, a otros oídos y otros lectores.

Ayer, un escritor y amigo, Pedro Diego Gil, compañero también en La Sierpe y el Laúd, hizo  público un texto-reseña sobre mi libro, y debo decir que me emocionaron sus palabras porque creo que en la poesía no hay nada sagrado ni verdades absolutas, por eso pienso que la única "verdad" es lo que el lecto siente cuando lee los versos y si ésto logran habitara en sus ojos.

Muy agradecido a mis amigos en las letras, en este caso a Paco Illán por acompañarme  en un nuevo acto de presentación de mi libro y a Pedro Diego Gil por sus hermosas palabras sobre mi poemario que pego a continuación:


"Los poetas han estado siempre donde no debían, se han colado allá donde les ha dado la gana; han entrado y han salido a su libre albedrío de cualquier idiosincrasia, demostrando que la verdad está con ellos.

Ángel entró en el mundo de la poesía hace décadas, en una juventud que perdura en él, una de las señas de identidad de su obra. Lo hizo en un tiempo del que había que despertar para romper forzados silencios, se hizo un hueco donde no lo había y lanzó a sus compañeros al reto de la poesía, reactivando la visión literaria de una sociedad dormida, inmersa en la pesadilla de la intransigencia. Ángel eligió un camino duro y a la vez fantástico, motivado por ese movimiento cuya bandera principal es el discurso poético, y abrió las puertas de su sociedad con la llave de la razón literaria. Aquí está él, Ángel Almela de nuevo, el poeta sutil y sincero, con su reciente poemario: Los días en la tierra.

Como yo lo he oído recitar muchas veces, al leer sus poemas surge su voz, oigo su entonación maestra resonar en el camino que van mostrando los versos. Y en Los días en la tierra lo veo dispuesto a todo, lo siento zambullirse en lo que teme, en lo que ama y en lo que desea para el futuro. Ha hecho de los poemas bumeranes, que nos lanza para golpearnos y hacernos partícipes de la esencia de sus sentimientos, y que vuelven a su mano, la que escribe un poema tras otro, para saber que su poesía llega, con la placidez que desea. Los versos cargados de añoranza nos ofrecen el aroma de las palabras que ha destilado. Ángel sabe que nos apoderamos de las palabras, que a veces las pervertimos, por eso hace suyas las más indefensas, las más delicadas, las mete en el fondo de su memoria y luego las devuelve llenas de energía, formando emotivos paisajes, diagonales que cruzan un corazón multicameral, que late impulsado por el ritmo poético. Su entorno más íntimo lo lleva en la mirada con la que escribe, y lo expresa en las palabras que elige de la forma más sencilla, aireándolas en lo más cotidiano que encuentra, a la vez que consigue el don de la armonía.

El tiempo se liga al olvido, retumba en el pensamiento y éste trata de poner a salvo las ideas, ordenando las más emotivas evocaciones, para mantener viva la memoria. /A veces pienso/ en lo que esconde el tiempo/ bajo su capa de olvido/ nos dice, casi susurrando. Las calles de los recuerdos, donde oímos nuestra primera voz resonar, siguen proponiendo el mismo juego, los ensayos, las pruebas y los besos, la música y la poesía revitalizante. /Estas calles donde crecí, están todavía en mí sin yo saberlo/ asegura con nostalgia. Sentir que la memoria custodia el ser asombroso que somos, en contra de la intransigencia de nuestra propia naturaleza, nos hace alcanzar una necesaria paz interior, capaz de hacer que sigamos pisando la realidad, sin trastabillarnos en nuestro camino, marchando con el tesón poético por delante, subiendo y bajando pulsaciones en ese corazoncito de poeta, _sangre roja de añoranza, sangre azul de ilusión_, que tantos de nosotros llevamos zumbando en la cabeza.

La memoria puede ser la sede de nuestro mundo más real. /Somos mientras en el recuerdo seamos un dato/ dice en uno de sus emotivos poemas. La memoria de Ángel ha madurado hasta dar una cosecha de frutos sabrosos, llenos de sustancias propicias para tener los mejores sueños. Los acontecimientos pasados pueden propiciar un futuro mejor que el presente, cargándolo de riquísimas sensaciones. Aunque estemos en ese grado de veteranía, que a veces es un lastre que nos ralentiza, lo asombroso es poder regresar a las ideas que se perdieron en una lejana infancia, como si estuviéramos de vuelta a una nueva juventud llena de algarabía. Ángel nos recuerda que la memoria custodia a ese ser asombroso que somos, en contra de la intransigencia futura, que vuelve y vuelve a acechar la paz que llevamos dentro.

Cada verso es algo sin parecido, es algo nuevo que crece o se esfuma dentro de uno mismo. Ángel así lo manifiesta. El poema no es tal si se compara con otra experiencia, y de este modo se trata de justificar, él no lo hace en ningún momento. Sus versos sufren y se excitan a la vez con el placer, crean sensaciones que abren un espacio que se crea a sí mismo; describe la simple espera para sentir y sólo sentir. Cada uno tenemos un sitio donde meditar, donde encontrarse con uno mismo, ahí es donde se puede hallar la punta del hilo poético. Ángel lo encontró, tiró de él y ha logrado este sutil encaje de versos, recopilados en la obra referida. Lástima de los que no tienen un lugar así, porque habitan un entorno con demasiado ruido, con demasiada riqueza o demasiada frialdad. Qué distinto sería el mundo si todos tuviéramos un buen lugar para meditar largamente. Desde mi humilde punto de vista, creo que sería un mundo mejor si se hiciera más poesía, si se leyera más poesía. Aunque la poesía no sea perfecta, como la verdad no es perfecta, como no es perfecta la vida, no puede resolverlo todo, por eso leer y crear poesía es jugar a equivocarse, a ensayar nuevas propuestas, es sencillamente vivir, y Ángel lo demuestra a la perfección con este poemario: Los días en la Tierra.

Los poetas han estado siempre donde no debían, se han colado allá donde les ha dado la gana; han entrado y han salido a su libre albedrío de cualquier idiosincrasia, demostrando que la verdad está con ellos.

Ángel entró en el mundo de la poesía hace décadas, en una juventud que perdura en él, una de las señas de identidad de su obra. Lo hizo en un tiempo del que había que despertar para romper forzados silencios, se hizo un hueco donde no lo había y lanzó a sus compañeros al reto de la poesía, reactivando la visión literaria de una sociedad dormida, inmersa en la pesadilla de la intransigencia. Ángel eligió un camino duro y a la vez fantástico, motivado por ese movimiento cuya bandera principal es el discurso poético, y abrió las puertas de su sociedad con la llave de la razón literaria. Aquí está él, Ángel Almela de nuevo, el poeta sutil y sincero, con su reciente poemario: Los días en la tierra.

Como yo lo he oído recitar muchas veces, al leer sus poemas surge su voz, oigo su entonación maestra resonar en el camino que van mostrando los versos. Y en Los días en la tierra lo veo dispuesto a todo, lo siento zambullirse en lo que teme, en lo que ama y en lo que desea para el futuro. Ha hecho de los poemas bumeranes, que nos lanza para golpearnos y hacernos partícipes de la esencia de sus sentimientos, y que vuelven a su mano, la que escribe un poema tras otro, para saber que su poesía llega, con la placidez que desea. Los versos cargados de añoranza nos ofrecen el aroma de las palabras que ha destilado. Ángel sabe que nos apoderamos de las palabras, que a veces las pervertimos, por eso hace suyas las más indefensas, las más delicadas, las mete en el fondo de su memoria y luego las devuelve llenas de energía, formando emotivos paisajes, diagonales que cruzan un corazón multicameral, que late impulsado por el ritmo poético. Su entorno más íntimo lo lleva en la mirada con la que escribe, y lo expresa en las palabras que elige de la forma más sencilla, aireándolas en lo más cotidiano que encuentra, a la vez que consigue el don de la armonía.

El tiempo se liga al olvido, retumba en el pensamiento y éste trata de poner a salvo las ideas, ordenando las más emotivas evocaciones, para mantener viva la memoria. /A veces pienso/ en lo que esconde el tiempo/ bajo su capa de olvido/ nos dice, casi susurrando. Las calles de los recuerdos, donde oímos nuestra primera voz resonar, siguen proponiendo el mismo juego, los ensayos, las pruebas y los besos, la música y la poesía revitalizante. /Estas calles donde crecí, están todavía en mí sin yo saberlo/ asegura con nostalgia. Sentir que la memoria custodia el ser asombroso que somos, en contra de la intransigencia de nuestra propia naturaleza, nos hace alcanzar una necesaria paz interior, capaz de hacer que sigamos pisando la realidad, sin trastabillarnos en nuestro camino, marchando con el tesón poético por delante, subiendo y bajando pulsaciones en ese corazoncito de poeta, _sangre roja de añoranza, sangre azul de ilusión_, que tantos de nosotros llevamos zumbando en la cabeza.

La memoria puede ser la sede de nuestro mundo más real. /Somos mientras en el recuerdo seamos un dato/ dice en uno de sus emotivos poemas. La memoria de Ángel ha madurado hasta dar una cosecha de frutos sabrosos, llenos de sustancias propicias para tener los mejores sueños. Los acontecimientos pasados pueden propiciar un futuro mejor que el presente, cargándolo de riquísimas sensaciones. Aunque estemos en ese grado de veteranía, que a veces es un lastre que nos ralentiza, lo asombroso es poder regresar a las ideas que se perdieron en una lejana infancia, como si estuviéramos de vuelta a una nueva juventud llena de algarabía. Ángel nos recuerda que la memoria custodia a ese ser asombroso que somos, en contra de la intransigencia futura, que vuelve y vuelve a acechar la paz que llevamos dentro.

Cada verso es algo sin parecido, es algo nuevo que crece o se esfuma dentro de uno mismo. Ángel así lo manifiesta. El poema no es tal si se compara con otra experiencia, y de este modo se trata de justificar, él no lo hace en ningún momento. Sus versos sufren y se excitan a la vez con el placer, crean sensaciones que abren un espacio que se crea a sí mismo; describe la simple espera para sentir y sólo sentir. Cada uno tenemos un sitio donde meditar, donde encontrarse con uno mismo, ahí es donde se puede hallar la punta del hilo poético. Ángel lo encontró, tiró de él y ha logrado este sutil encaje de versos, recopilados en la obra referida. Lástima de los que no tienen un lugar así, porque habitan un entorno con demasiado ruido, con demasiada riqueza o demasiada frialdad. Qué distinto sería el mundo si todos tuviéramos un buen lugar para meditar largamente. Desde mi humilde punto de vista, creo que sería un mundo mejor si se hiciera más poesía, si se leyera más poesía. Aunque la poesía no sea perfecta, como la verdad no es perfecta, como no es perfecta la vida, no puede resolverlo todo, por eso leer y crear poesía es jugar a equivocarse, a ensayar nuevas propuestas, es sencillamente vivir, y Ángel lo demuestra a la perfección con este poemario: Los días en la Tierra."